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   Ordenando unos papeles de estudios, me encontré con una nota de la hijita de un amigo. Cuando estuve en su casa haciéndole unas reparaciones unos años atrás, su pequeña hija hizo un dibujo de mí además de una pequeña y breve descripción de lo que estaba realizando. Me dejó feliz,  leer, recordar ese hecho y la actitud de ella expresando cariño y amor.

  

   Esa diminuta acción enternece a cualquiera. Todos valoramos esos pequeños actos de personas que sabemos que nos aman.

 

  Cuanto más podemos estar agradecidos que nuestro Padre celestial nos haya dejado la Biblia. Donde expresa su amor por nosotros, por las personas que han pasado por esta vida, por las que están y por las que vendrán. Dios nos transmite que siempre nos ha amado y nos amará por eso dispuso un plan de salvación para rescatarnos de nuestra mala manera de vivir (Ezequiel 33:11, Efesios 4:22-24). Siempre está atento a nuestras necesidades y nos da instrucciones para que podamos vivir una vida con propósito (Mateo 6: 31-33)

 

  Tal vez no sepamos apreciar cuánto nos ama Dios (Salmos 50:15), planeo como rescatarnos desde antes de la creación del mundo mediante el sacrificio de su Hijo Jesús (Juan 3:16-17, Efesios 1:3-7) y tiene preparado un lugar en el cielo para nosotros (Juan 14:2). Para Dios todas las personas son importantes, entonces ¿cómo no amar a quién nos ama tanto? (1 Juan 4:19, Hechos 10:34-35).

 

  Y todas estas cosas las sabemos porque Dios nos ha dejado una hermosa carta de amor, la Biblia.

  A.S.

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